Mustikkapiirakat o bollos con crema de queso y arándanos
mayo 05, 2016
El norte de Europa me tiene fascinado con sus dulces y por eso he querido compartir con vosotros esta fantástica receta finlandesa que podéis encontrar en las pastelerías durante casi todo el año: Mustikkapiirakat o bollos con crema de queso y arándanos. Es una adaptación propia porque los originales no tienen crema de queso... pero debido a mi pasión por ella, he decidido adaptarlos y ofreceros esta opción.
Los mustikkapiirakat son unos bollos típicos de Finlandia que se coronan con arándanos y que se comen durante todo el año, pero más concretamente en las fechas más próximas al verano debido al crecimiento de estos frutos en los bosques finlandeses. Tienen un toque de cardamomo (muy típico en la repostería escandinava) que os va a encantar y que va a llenar vuestra cocina de aromas mientras los hacéis.
Ya sabéis que me encanta la tarta de queso o cheesecake por eso he querido añadir un toque de crema de queso a estos bollitos, rellenándolos con ella aparte de con arándanos. Creo que el resultado es muy bueno y os va a encantar, pero vosotros en casa podéis hacerlos con o sin crema de queso (en tal caso, añadir más arándanos). No he probado a hacerlos con otros frutos rojos, pero seguro que están de fábula.
Es una receta muy sencilla, solo tenéis que tener paciencia y seguir bien todos los pasos para conseguir un bollito esponjoso y delicioso. Obviamente podéis quitar el toque de cardamomo y añadir un aroma más "neutro" como puede ser la vainilla, que estamos más acostumbrados a ella, pero os aseguro que el resultado no es el mismo. El toque que le da el cardamomo es fascinante.
Os dejo con la receta, ¡espero que os guste y os animéis a hacerla en casa!
- Comenzamos disolviendo la levadura en la leche templada junto con el azúcar. Dejamos reposar 10 minutos.
- Con un mortero picamos bien las semillas de cardamomo. Reservamos.
- En la batidora, con el gancho, mezclamos la harina y la mantequilla hasta que empiecen a formarse migas.
- Añadimos el huevo, el cardamomo y la sal. Batimos.
- Añadimos la mezcla de leche, levadura y azúcar. Mezclamos bien hasta que se forme una masa uniforme, lisa y que no sea pegajosa... Si necesitáis añadir más harina, hacedlo, pero poco a poco o se nos endurecerá mucho la masa. Yo prefiero batir o amasar más tiempo que añadir harina pronto.
- En una superficie ligeramente enharinada, amasamos la masa con las manos hasta formar una bola.
- Engrasamos ligeramente un bol con aceite y colocamos la bola. Lo tapamos con un paño y lo metemos en un lugar cálido, sin corrientes (el horno es perfecto), durante una hora más o menos, o hasta que duplique su tamaño.
- Preparamos el relleno. Mezclamos todos los ingredientes menos los arándanos. Reservamos.
- Enharinamos la superficie de trabajo y sacamos la bola. Formamos doce bolas con la masa, todas más o menos iguales.
- Colocamos las bolas sobre una bandeja con papel de horno. Las aplastamos ligeramente, formando unos discos. Dejamos separación entre ellas. Yo he hecho dos bandejas, por si acaso. Dejamos reposar 20 minutos tapadas con un paño.
- Precalentamos el horno a 180ºC.
- Hacemos una hendidura con nuestro pulgares en cada una de las bolas (yo lo he hecho más grande que mi pulgar, para poder añadir más relleno). Añadimos una cucharada y media de relleno en cada una y cubrimos con arándanos.
- Pintamos con la yema batida cada una de las bolas. Yo los he espolvoreado con un poco de azúcar blanco.
- Horneamos durante 15-17 minutos, hasta que estén dorados ligeramente.
- Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
- Servimos templados o fríos.
¡A disfrutar!
- Podéis hacerlo también sin la crema de queso, estarán buenísimos también.
- Como toda bollería casera, lo mejor es consumir en el momento o en el día, conforme vayan pasando se secarán. Para guardarlos bien, podéis cubrir con papel de plata al poco tiempo de haberlos sacado del horno.
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