"Selva Blanca", ¡perfecta para el día de la madre!
mayo 03, 2014
Mañana es el día de la madre y seguro que más de uno no sabe qué regalar. A mí no me gusta gastarme mucho dinero en estos días "tan comerciales" y últimamente recurro a la cocina para hacer un regalo: hace tanta o más ilusión y encima se hace con muchísimo cariño. Este año recurro a las flores de nuevo como centro de decoración de la tarta que regalaré el día de la madre.
Este año me he decantado por una "Selva Blanca". En realidad es una adaptación de una de las tartas que hice en el taller de Tartas Deliciosas de mi amiga Esther, de La Cuinera. La original es la famosa Selva Negra, pero como no pude hacerme con todos los ingredientes necesarios para hacerla, la adapté un poco y le puse una decoración floral para convertirla en la tarta perfecta para el día de la madre.
Como con la decoración quedó muy blanca, alejada de la decoración de la original, he decidido cambiarle de nombre: licencias artísticas que se toma uno, ya me entendéis. La verdad es que no es el único cambio: la original va con cerezas y, como no conseguí encontrar, decidí añadirle fresas y arándanos. Por eso, antes de ser tachado de ultrajador, por no respetar la receta original, le cambio de nombre. ¡Y punto!
Un ramo de flores puede hacer mucha ilusión, ¿pero no creéis que un ramo de flores en tarta hace más? ¡Para qué conformarse con una de las opciones si puedes hacer las dos! El año pasado hice una tarta de fondant con flores que le hizo muchísima ilusión y acabó compartiendo con mi abuela y mis tías.
Es una tarta sencilla, no es muy complicada, y podéis hacerla con todo lo que tenéis en casa. No se necesitan grandes utensilios para que la tarta quede perfecta. Al fin y al cabo es una naked cake con nata y la receta del bizcocho es muy sencilla, os lo aseguro. Respecto a la decoración, las flores no se comen, pero me parecía que le daban un toque fantástico. Además, las margaritas son flores baratas con las que podemos dar un toque MUY especial a nuestras tartas: a mí me costaron 1.5€, merece la pena para un día especial.
Bueno, os dejo con la receta. ¡Espero que os guste y que os animéis a hacerla mañana! ¡Disfrutad del fin de semana!
- El día anterior ponemos la nata junto con la vainilla en pasta en un cazo y calentamos hasta que hierva. En ese momento, quitamos del fuego, tapamos con papel film y lo metemos en la nevera hasta el día siguiente.
- Vamos a preparar el almíbar con el que vamos a macerar las frutas. En un cazo colocamos el azúcar y el agua. Cuando hierva añadiremos el Kirsch. Retiramos del fuego.
- Añadimos las fresas y los arándanos y dejamos macerar una hora.
- Precalentamos el horno a 180ºC.
- Preparamos ahora el bizcocho. En el bol de la batidora colocamos los huevos y el azúcar y batimos hasta que la mezcla haya blanqueado mucho, hasta que lleguen al punto de cinta. Este punto se alcanza más a o menos a los 10 minutos: la masa resultante cae formando una especie de cinta. El bizcocho no lleva levadura y el hecho de que suba en el horno es gracias a este batido.
- Añadimos la harina y el cacao tamizados y mezclamos bien con la ayuda de una espátula. Es mejor realizar movimientos lentos y envolventes, pero con firmeza, para que no se baje el batido de los huevos.
- Engrasamos tres moldes iguales (los míos eran de 20 cm cada uno). Si no tenéis tres iguales podéis echarlo en uno y después cortarlo, por ejemplo.
- Horneamos unos 20 minutos, aproximadamente, hasta que al pinchar con un palillo este salga limpio.
- Dejamos cinco minutos en el molde y traspasamos a una rejilla. Dejamos enfriar por completo.
- Cuando esté frío lo cortamos para nivelarlo. A mí, al hacerlo en tres moldes, me salieron bastante iguales y planitos y no tuve necesidad de cortarlos.
- Mientras vamos a montar la nata. La colocaremos en un bol y batiremos a velocidad constante para que monte a la perfección.
- Cuando esté a medio montar, añadiremos el azúcar. Recordad: no paséis con el batido que puede cortarse.
- Ya tenemos todo listo para montar la tarta. Con un palillo pinchamos las bases de bizcocho y las pincelamos todas bien con el almíbar que hemos preparado. ¡Sed generosos!
- Colocamos una de las bases de bizcocho en el plato donde vayamos a servirlo.
- Colocamos un tercio de la nata sobre la base e intentamos alisarla lo mejor posible. Añadimos la mitad de las frutas maceradas, metiéndolas en la nata.
- Colocamos otra base encima y repetimos el proceso.
- Colocamos la última base y la cubrimos también con nata. Sobre está no he puesto ninguna fruta.
- Pasamos una espátula por todos los bordes para eliminar la nata que sobresalga y alisar así todas las paredes.
- Para terminar, decoramos con virutas (yo aprendí a hacerlas en el curso, ¡os recomiendo que os apuntéis al siguiente!) y con margaritas blancas.
- Servimos en frío.
¡A disfrutar!
- Si queréis hacer la nata con una vaina de vainilla, debéis abrir la vaina e introducirla en el cazo tal como lo he hecho con la vainilla en pasta.
- La receta original, la de Esther, va con cerezas, pero fue imposible encontrar en Navarra en esta época del año.
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